El siglo XIX en Alemania fue un periodo de constante crecimiento para una región que comenzó a unirse. Tras la batalla de Sedán y la rendición de Francia en la guerra franco-prusiana de 1871, Alemania había nacido como estado moderno tras la unión de los estados del sur con la confederación del norte, un suceso importante para la geopolítica de su momento, así como un acontecimiento de gran orgullo nacional y fue tarea de Anton Alexander von Werner reflejar esa felicidad de todo un pueblo.

Anton nació en el seno de una familia noble prusiana, por lo que pudo acceder fácilmente a la Academia de Artes de Berlín, pasando posteriormente a la Academia de Bellas Artes de Karlsruhe, donde no sólo se destacaría como pintor, sino que también aprovecharía para realizar amistades con grandes artistas de su momento como Johannes Brahms o Eduard Devrient, pero el punto que catapultó su carrera fue cuando lo eligieron como pintor para retratar los acontecimientos más destacables de la guerra franco-prusiana.

Las pinturas de Werner se destacan por su gran nacionalismo, así como llevar una narrativa que es fácil de entender, por ejemplo, en su pintura de la proclamación de Alemania podemos ver quer por encima de la cabeza del rey Guillermo I de Alemania hay un halo de luz dorada, que indica su designio divino. En esta misma pintura podemos destacar la figura de Otto Von Bismarck, el autor político de la unión alemana cuya figura esta casi de frente al espectador, que a través de este simple posicionamiento ya nos indica su importancia, además de ser un personaje central en la composición de la obra.

Los trabajos de Werner se mantuvieron de carácter histórico, llegando a retratar otros momentos de importancia nacional como la reforma de Martín Lutero, pero sin duda, este pintor es recordado por su importante trabajo para representar los momentos de orgullo nacional de su momento, y gracias a sus obras, podemos entender más fácilmente la visión que tenían los alemanes de sí mismos y de sus más acérrimos rivales como lo fueron los franceses.

Anton falleció en Berlín un 4 de enero de 1915 a los 71 años.